En esencia, es un tipo de azúcar molecular que, de hecho, está presente en tu organismo, se encuentra en la epidermis, tejidos conectivos, cartílagos, líquido sinovial, ojos y muchos otros órganos y tejidos.
Sin embargo, como muchas cosas en el cuerpo humano, a medida que envejecemos, va disminuyendo y su presencia en el organismo se reduce con los años, entonces es cuando nuestra piel pierde hidratación, lo que se traduce en pérdida de elasticidad y firmeza, volviéndose fláccida y esto da paso a la aparición de arrugas.
En las articulaciones ocurre algo similar, ya que los cartílagos se hacen más rígidos, aumentando la posibilidad de rupturas y la sensación de dolor con cada movimiento a causa del roce entre los huesos. Algunas fuentes mencionan que a la edad de 50 años queda la mitad del ácido hialurónico corporal existente en el organismo.
Hablando propiamente del ácido hialurónico y sus propiedades más importantes, destaca su capacidad para atraer y retener el agua, lo que hace que los tejidos que la poseen se mantengan en buenas condiciones, especialmente en tu piel, donde una de sus funciones principales es mantenerla protegida y renovada. Además, cuenta con propiedades increíbles, ya que es capaz de retener la humedad de una manera impresionante; de hecho, una sola molécula puede contener hasta mil veces su propio peso en agua y esto es aprovechado muy bien en los productos cosméticos.
Así pues, un gramo de ácido hialurónico es capaz de contener hasta seis litros de agua. Sorprendente, ¿verdad? Pues esa es la principal razón por la cual este ingrediente ha estado presente en distintos productos de belleza, y también por lo que al estar presente en nuestro organismo, es muy bien tolerado por la mayoría de los tipos de piel en las personas.
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