Tal vez hayas notado que la vitalidad y elasticidad de tu piel ha disminuido y ahora está seca, es decir, la distingues por una sensación ligeramente tirante, por incomodidad y poca descamación.
Las causas de la piel seca pueden ser por sequedad innata o la adquirida por factores externos como:
- Climáticos o ambientales
- Enfermedades generales provocadas por patologías cutáneas, afecciones tiroideas, diabetes o carencias nutricionales
- Tratamientos médicos
Específicamente, el nivel de hidratación en la piel disminuye principalmente en invierno; pero exactamente, ¿qué es lo que ocurre? Bien, resulta que las glándulas sebáceas producen menos sebo y, claro que sin esta capa de lípidos, es más difícil mantener la piel hidratada.
Además, debajo de nuestra piel circulan vasos sanguíneos que también se contraen, es decir, se encogen, causando menos suministro de oxígeno y dando como resultado una piel tirante y escamosa.
Es importante cuidar y no descuidar las zonas finas de nuestro cuerpo, aquellas sin tejido subcutáneo (adiposo) y sin glándulas sebáceas como las espinillas, las rodillas y codos porque corren un riesgo especial.